Internet of Things (IoT) o Internet de las Cosas es una tecnología ya consolidada y presente en nuestro día a día. El crecimiento constante en el número de dispositivos conectados, junto con la transformación digital y la evolución de la Industria, nos conducen a un concepto más avanzado: Internet of Everything (IoE) o Internet de Todo, una concepción más amplia de IoT que engloba procesos, personas, datos y dispositivos en una gran red distribuida.
Para las empresas, aprovechar el conocimiento extraído de los datos representa la posibilidad de transformar y optimizar sus modelos de negocio, mejorando la comprensión de la realidad y la toma de decisiones. O bien sirve para habilitar nuevos modelos de negocio, como la transición hacia modelos basados en servicios (mantenimiento predictivo, gestión de activos, etc.)
Para que esto sea posible, las empresas deben ser capaces de medir el retorno de la inversión en tecnologías y procesos IoT, con el fin de abordarla y convertirla en valor para la organización. Esto se puede hacer posible desde una metodología end-to-end, que abarca desde la captura de datos hasta la mejora de la eficiencia operativa, siguiendo cinco pasos:
La definición e implantación de un plan estratégico alrededor de IoT presenta numerosos retos técnicos, pero también -y especialmente- para el negocio. Con el objetivo de proporcionar la mayor funcionalidad posible -que permita construir productos diferenciados, que añadan valor y cubran de manera óptima todos los casos de uso planteados- es importante contar con el apoyo de colaboradores expertos que asesoren en cuestiones como:
Las inversiones en IoT aportan a las organizaciones ventajas como reducciones de los costes operativos, mejora de la eficiencia en la cadena de suministros, ahorro energético, menor generación de residuos, disminución de los riesgos laborales y un servicio al cliente más relevante.
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