La situación actual se presenta como un punto de inflexión en el que debemos repensar y replantear el propósito y alcance de todo lo que hacemos, incorporando el factor humano/emocional en la construcción de nuestro futuro. Si deseamos generar valor a largo plazo, es imprescindible incorporar la consciencia del lugar que se ocupa en el mundo, junto al impacto que tienen las decisiones que tomamos.
El Diseño Estratégico aporta nuevas disciplinas que facilitan el cambio de rumbo necesario hacia un futuro más sostenible y humano. En lugar de centrarse exclusivamente en el diagnóstico del presente, se reformulan los escenarios futuros a través de narrativas que ayudan a resolver los retos del negocio desde múltiples e innovadores puntos de vista. Esta dimensión prospectiva, junto con el aporte de valor y el impacto responsable, refuerzan el pensamiento estratégico (Design Thinking) con una visión estratégica.
La diversidad es una de las esencias del mundo actual. Por eso, no tiene sentido aplicar siempre las mismas metodologías y herramientas. Es la hora de incorporar el pensamiento líquido a nuestro marco metodológico. Los negocios precisan de ideas radicales, y es difícil dar con ellas si nos limitamos a aplicar metodologías exclusivamente centradas en el usuario, y no en el valor percibido y entregado.
¿Cómo incorporar el mindset líquido en un proyecto?
Lejos de seguir modelos tradicionales basados en fases lineales, debemos entender cada proyecto como algo orgánico, que se transforma en el tiempo y reclama soluciones singulares. El pensamiento líquido nos permite adaptarnos a las necesidades del proyecto en cualquiera de sus etapas combinando en todo momento tres interrogantes básicos:
· ¿Por qué? Nos mantiene atentos en la búsqueda de la razón de ser y los propósitos implícitos en cada etapa del proyecto. ¿Estamos situados en el contexto de partida correcto? ¿Realmente aporta valor lo que llamamos valor? ¿Y si el impacto final no es el que esperamos?
· ¿Cómo? Referido a los medios y herramientas a incorporar durante el proceso de diseño, una o varias, paralelas o transversales. ¿Cómo entender el contexto y las necesidades de todos los stakeholders? ¿Cómo combinar la comprensión del presente con posibles escenarios futuros?
· ¿Qué? Atiende a la solución, tangible o intangible, que da respuesta al reto planteado.
¿Está la solución alineada con el propósito de partida? ¿Satisface a todos los implicados? ¿Aporta valor frente a otras soluciones? ¿Abre horizontes para nuevas posibilidades?