
La importancia de interpretar los movimientos de voto entre elecciones
El estudio de los movimientos o transferencias de voto entre elecciones ha sido siempre un tema de interés para los analistas políticos. Las matrices de transferencia de voto, definidas como tablas de doble entrada donde las opciones electorales de origen se representan por fila y las de destino por columnas, sintetizan estos movimientos. En entornos de gran estabilidad electoral los votantes tienden, en gran parte, a votar al mismo partido, por lo que las distribuciones de voto suelen exhibir una baja variabilidad. En la España actual, sin embargo, la situación se ha vuelto más líquida y las matrices de transferencia más entrópicas.
Habitualmente, las matrices de transferencia son estimadas mediante encuestas de panel, o en encuestas post-electorales, utilizando voto presente y recuerdo de voto. Esta aproximación, sin embargo, plantea serias dificultades en términos de eficiencia y eficacia. Por una parte, son necesarias grandes muestras para poder estimar, con un mínimo de precisión, todas las probabilidades de cambio; ya que, desde un punto de vista estadístico, no se estudia una única población, sino tantas como opciones electorales son consideradas en la elección de origen.
Por otra parte, las encuestas no están exentas de errores no muestrales (principalmente sesgos de no respuesta y errores de medición) que socavan su representatividad. Los sesgos de no respuesta aparecen por la propensión diferencial que distintos tipos de votantes manifiestan a la hora de participar en una encuesta. Propensión que no es constante y depende de factores como el contexto sociopolítico, el encuestador, el propio voto e incluso de si este se cambió. Los errores de medición aparecen por la dificultad que tenemos los humanos para recordar hechos pasados. Los votantes cuando somos interrogados sobre nuestro comportamiento electoral pasado solemos manifestar problemas de memoria, estar influenciados por cuestiones de deseabilidad social o, incluso, por nuestro voto actual. Ambas cuestiones, combinadas, generan dudas acerca de la varianza y el sesgo asociado a la estimación de las transferencias de voto a partir de resultados de encuesta.
Como alternativa, se pueden utilizar metodologías basadas en inferencia ecológica, como la programada en el software Transferencia*Electoral (Pavía, 2016), que tratan de estimar los comportamientos individuales a partir de los valores observados. La idea es explotar las variaciones que se producen en todas las unidades de votación, en las distribuciones marginales de voto registrado, tanto en las elecciones de origen como de destino, para aprender sobre las distribuciones conjuntas, sujeto a las restricciones que impone lo que realmente ha ocurrido.

Como ejemplo de matriz de transferencia podemos observar la Tabla 1, que muestra un escenario de transferencia de voto entre dos elecciones. La información contenida en la tabla es muy densa y difícil de digerir, por lo que su representación gráfica mediante un diagrama de Sankey (o de sedimentos) facilita su comprensión (ver Figura 1). El diagrama de Sankey permite mostrar de forma gráfica las transferencias de voto que se producen entre las elecciones de origen (a la izquierda del gráfico) y de destino (a la derecha del gráfico), utilizando los grosores de segmentos y líneas para informar de los tamaños relativos de las opciones electorales y las transferencias.

Cuando hay mucha movilidad electoral, presentar toda la matriz en una única representación puede producir cierta confusión por lo que en esas ocasiones puede ser interesante construir diagramas de Sankey para filas o columnas. A modo de ejemplo, la Figura 2 muestra las transferencias asociadas a la primera fila de la matriz de la Tabla 1.

La estimación de matrices de transferencia mediante esta metodología tiene como ventaja producir estimaciones congruentes de movilidad electoral para cada unidad de votación (no sólo para el conjunto del espacio electoral) y, por tanto, posibilita disponer de una información más desagregada y detallada (por ejemplo, a nivel de circunscripción o para grandes municipios) que facilita análisis más pormenorizados. La inferencia ecológica requiere asumir cierta homogeneidad en el comportamiento electoral de los subgrupos de votantes que son próximos en términos geográficos, demográficos, institucionales, políticos y socioeconómicos.
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