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El papel de las encuestas en el desarrollo de la Democracia en LATAM
Artículo 21 de Noviembre de 2018
El papel de las encuestas en el desarrollo de la Democracia en LATAM

El papel de las encuestas en el desarrollo de la Democracia en LATAM

A principios del pasado siglo apenas uno de cada cien habitantes del planeta vivía en un régimen democrático y en ningún caso con sufragio universal, sólo votaban las élites masculinas que se informaban a través de la letra impresa. Un siglo después más de la mitad de la población mundial vive en un régimen más o menos democrático donde puede elegir a sus representantes. La extensión de la democracia representativa se produce a lo largo del siglo XX gracias a la expansión de los medios de comunicación y al empleo de las encuestas como herramienta científica para conocer las opiniones y actitudes de todos, no sólo de una minoría.

Las encuestas cumplen el papel de ofrecer al votante una imagen de lo que piensan el conjunto de sus compatriotas: sin ellas el votante acudiría a ciegas a las urnas. Nadie en Brasil puede afirmar que los 57 millones de brasileños que votaron a Jair Bolsonaro lo hicieron ignorando el posible resultado final pues las encuestas lo anticiparon fielmente. Como tampoco en el Reino Unido sorprendieron los resultados del BREXIT a los propios británicos porque la mayoría de las encuestas la semana previa anticipaban la vitoria del leave frente al remain. En Estados Unidos las encuestas erraron en tres estados clave -Michigan, Wisconsin y Pennsylvania- que le dieron a Donald Trump la victoria del colegio electoral a pesar de su derrota en el voto popular como anticiparon los sondeos. De hecho, con el sistema electoral de cualquier república latinoamericana la presidencia de EEUU sería Demócrata. Es bueno recordarlo para no confundir resultados sorprendentes con resultados no anticipados.

Es verdad que en los periodos de mudanza las encuestas suelen pecar de prudencia en medir la magnitud del cambio, algo así ha sucedido en los ciclos electorales entre 2013 y 2016 en muchas democracias. Ahora bien, en todos los casos en los que ha habido sorpresa electoral, en la siguiente cita electoral los institutos de investigación han sido capaces de estimar con precisión el resultado final: he sido testigo de ello en más de doce países.

Pero las encuestas cumplen un papel aún más importante: permiten al gobernante conocer las opiniones y actitudes de los ciudadanos  a lo largo de todo el mandato y no sólo en el momento de acudir a las urnas. La democracia es mucho más que emitir un voto cada cuatro o cinco años.

Sin embargo, una amenaza acecha a las democracias en Latinoamérica: la creciente prohibición de publicar encuestas electorales en el tramo final de la campaña electoral, que es precisamente el periodo en el que cada vez se decide más voto. El principal motivo de que las encuestas fallaran en Panamá o en Chile en las últimas presidenciales es precisamente la veda de publicar sondeos los últimos diez y quince días respectivamente. Son plazos impensables en Norteamérica o en Europa, donde comprobamos que uno de cada cuatro electores decanta su voto la última semana. Los votantes deciden cada vez más tarde su voto como deciden más tarde sus compras, sus vacaciones o sus planes vitales: es uno de los rasgos de la actual sociedad líquida. Es esa constatación la que nos llevó a GAD3 a realizar en las elecciones presidenciales de Colombia una encuesta la víspera de la primera vuelta para demostrar que el desvío en la estimación del resultado del Plebiscito de Paz se debió a los cambios de voto de la última semana, no a la metodología de las encuestas publicadas. Los magistrados del Consejo Nacional Electoral de Colombia pudieron comprobar que las diferencias entre el voto publicado una semana antes por los institutos colombianos y el voto final se debieron a los lógicos cambios de los últimos días.

El fiasco demoscópico más famoso de la historia fue la victoria de Truman contra Dewey contra todo pronóstico. En el análisis posterior, Gallup descubrió que ya no era posible estimar el voto con entrevistas realizadas en los domicilios un mes antes de la cita electoral. Si eso era en 1948, imaginen ahora donde hay más líneas de teléfonos celulares que electores. En todos los informes realizados sobre precisión de sondeos uno de los elementos esenciales es la cercanía del momento de la toma de información, lo que en el argot de encuestas llamamos fechas de campo, al día electoral.

Panamá debate sobre la conveniencia de publicar encuestas electorales en el último tramo de la campaña con el argumento de que en las últimas elecciones presidenciales de 2014 los sondeos fueron incapaces de anticipar el vencedor. En lugar de reducir el periodo de publicación ante la realidad de que cada vez se decide el voto más tarde, especialmente en los sistemas electorales presidenciales, se amplía hasta veinte días la veda. Será el país de Latinoamérica con mayor periodo de veda. Durante esos veinte días, políticos y sociólogos podremos conocer una información vetada a los propios panameños: su decisión de voto. ¿Tiene algún sentido?

La encuesta es una herramienta fundamental para dar voz al conjunto de la población, no ha habido ningún instrumento que haya obligado a los gobernantes y decisores a tener en cuenta el criterio de todos los ciudadanos como la encuesta. Nada ha empoderado a la mujer, a las minorías o a los de menor nivel educativo como la encuesta. Como intenté argumentar en una conferencia organizada por el Tribunal Electoral de Panamá: sin encuestas no hay democracia.

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