
Una lucha sin líderes por la democracia
Informe 2020 Freedom House
El reciente informe anual (2020) del prestigioso sello Freedom House sobre el estado de la Democracia y las Libertades en el mundo afirma que 2019 fue el decimocuarto año consecutivo en un progresivo declive de las libertades en el mundo. Es decir, que los países con disminuciones netas en su puntaje agregado de Libertades superan en número a aquellos con ganancias de Libertades durante los últimos 14 años.
La brecha desfavorable entre retrocesos y avances se amplió en 2019 en comparación con 2018. Hasta 64 países experimentaron deterioro de sus derechos políticos y libertades civiles mientras solo 37 experimentaron mejoras.
Las minorías étnicas, religiosas y otros grupos minoritarios han soportado la peor parte de los abusos tanto por parte de gobiernos de regímenes democráticos como de estados autoritarios.
El Informe destaca que una de las democracias más grandes del mundo, como es India, ha sido testigo de las políticas contra la población musulmana, amenazando el futuro democrático de un país que ha sido considerado como un baluarte potencial de la libertad en Asia y el mundo.
El abuso de los regímenes autocráticos y la decadencia ética de las instituciones en regímenes democráticos se combinan para hacer un mundo cada vez más hostil a las nuevas demandas globales. Un número sorprendente de nuevas protestas ciudadanas que han tenido lugar durante en el 2019 son un claro reflejo –a consideración de los autores- del deseo inagotable y universal de todos los pueblos por la defensa de los derechos fundamentales.
Protestas que, pese a su creciente escala y demostración de fuerza no han logrado detener el deslizamiento general contra las libertades, llevando a un retroceso de la Participación en los procesos electorales durante la última década en países democráticos frente al aumento de la Participación en regímenes no democráticos.
El informe afirma que Estados Unidos se ha convertido en un “faro inestable” de las libertades. Los defensores de la democracia en todo el mundo han acudido históricamente a los Estados Unidos en busca de inspiración y apoyo en la defensa de las libertades. El Congreso ha protegido la democracia en el país al seguir financiando programas con ese fin en la práctica. Sin embargo, la administración Trump no ha logrado –hasta la fecha- exhibir un compromiso constante con la democracia en política exterior, realmente basada en principios democráticos y de defensa de los derechos humanos.
Nos encontramos -continúa el informe- en un mundo sin liderazgo democrático. Las mismas tendencias que han desestabilizado a las grandes democracias (refiriéndose a Estados Unidos y la India) y las ha alejado de sus principios fundacionales están creando un vacío en el escenario internacional. Allí donde alguna vez las democracias actuaron al unísono para apoyar a territorios en crisis, son ahora estados autoritarios los que con frecuencia toman partido violando derechos e imponiendo su voluntad.
Los 14 años de declive han afectado a todas las regiones y a las subcategorías de Libertades en el mundo, como se observa en el gráfico elaborado por el equipo de investigación:
Concluye el informe con la urgente necesidad de solidaridad democrática entre países comprometidos con la defensa de los derechos y las libertades. La historia ha demostrado que los efectos caóticos de los regímenes autoritarios no se limitan a sus propias fronteras, y buscan expandirse afectando negativamente a la soberanía democrática de otros estados. De igual manera con los asuntos internos, los ataques contra los derechos de grupos o individuos específicos en un país determinado finalmente ponen en peligro la libertad de toda la sociedad.
Afirman los autores que asistimos hoy a un progresivo fortalecimiento de regímenes autoritarios que amplían su alcance internacional. Comprobamos cómo el mundo se vuelve menos estable y seguro en múltiples regiones, y las libertades e intereses de todas las sociedades abiertas están amenazadas. La marea puede revertirse, pero el retraso hace la tarea más difícil y costosa.
En lugar de acometer retos globales, éstos quedan en espera mientras se abordan problemas domésticos. Los ciudadanos y servidores públicos genuinos de las democracias deben aplicar sus principios básicos simultáneamente tanto en la política nacional como en la exterior, y defender los principios fundamentales y los derechos donde quiera que estén amenazados.
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