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Informe 2021, Latinobarómetro
Informe 22 de Noviembre de 2021
Informe 2021, Latinobarómetro

Informe 2021, Latinobarómetro

Descontento unánime con el funcionamiento de la democracia de la práctica totalidad de países encuestados en esta última edición del Latinobarómetro.

José Antonio Rubio Blanco

José Antonio Rubio Blanco

Director del área Onesait democracy solutions

Las desigualdades que ya existían antes de la pandemia no hicieron más que agravarse durante el último año y medio, acompañadas de un aumento de la desconfianza hacia gobiernos e instituciones. Las protestas se generalizaron y el vaticinio del “cambio” sobrevuela en cada proceso electoral que tiene su cita –quizás demorada ante tanta excepcionalidad sanitaria- durante este año 2021 y venideros.

José Antonio Rubio Blanco

José Antonio Rubio Blanco

Director del área Onesait democracy solutions

De acuerdo al Informe 2021 Latinobarómetro, los niveles de satisfacción –evaluación sobre la eficacia del modelo de gobierno basado en la elección de representantes- aumentaron progresivamente desde 2016, año en el que se incrementa el clima de polarización con el uso y abuso de contenidos digitales a través de las redes sociales, y la desconfianza antecede las olas de protesta en gran parte de los países que se abocan a cambios en sus gobiernos.

Al margen de un Uruguay que mantiene un alto nivel de satisfacción son su democracia (68 puntos) el resto de países, incluidos los que han sido y son referencia en la región: Chile, Colombia, Argentina o Brasil, los niveles de satisfacción con la democracia son inferiores a la media de los 18.

Los indicadores de confianza en las instituciones muestran que los partidos políticos y los propios representantes elegidos en la expresión más nítida de la democracia, que son unas elecciones, son las instituciones que más cayeron en la escala de confianza, frente a la iglesia y las fuerzas de seguridad, que se mantienen como asideros cuando todo naufraga. 

La figura del Presidente, que se sitúa en una posición media entre el resto de instituciones, refleja un índice de confianza en declive desde el inicio de la crisis financiera (2007/2008) y no logra recuperarse, como reflejo de la incapacidad de sus gobiernos de corregir los problemas de desigualdad y discriminación que padece la inmensa mayoría de los ciudadanos.  

Las instituciones electorales, que han sido muy importantes durante las transiciones de gobierno en buena parte de los países, han dado garantías de transparencia y seguridad al voto en las elecciones, lo que refleja un nivel de confianza creciente desde 2017.  Las instituciones electorales de Uruguay y Colombia mantienen posiciones muy destacadas frente a la media de confianza en el resto de países.

La desconfianza en los partidos políticos dibuja una creciente tendencia de desafección, de clara desconexión entre el electorado y los representantes, de rechazo a unos relatos incapaces de movilizar desde finales de la crisis financiera.

Un 46% de los encuestados afirma que se debe votar siempre, y un 31% que hay que hacerlo, pero también hay que protestar. En suma, el 77% de los latinoamericanos plantea que es bueno votar. El voto es lo más popular que tiene la democracia. Es su característica latinoamericana por excelencia.

Por último, destacar que desde 2008, la crisis de los sistemas de partidos y de representación, el declive de la política, la proliferación de candidatos populistas y de candidatos a la presidencia, la atomización de los movimientos y la baja confianza en las instituciones de la democracia están relacionados con el aumento de la autocensura masiva de parte de la población de la región, lo que lleva a una mayoritaria convicción sobre que “la gente NO dice lo que realmente piensa, en política”.

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